martes, 11 de agosto de 2009

El mundial de los experimentos


Bien, tampoco es nada nuevo, pero es la primera vez que lo veo aplicado. Estamos hablando de mezclar parejas en balonmano. Se está disputando el Mundial Junior de Egipto y me han llamado la atención varias designaciones. Todas ellas, sin embargo, en partidos de trámite, que no importan a nivel de clasificación.

Quizá sea un poco a la inversa del fútbol, donde hubo que tomar la medida de que el equipo arbitral fuera del mismo país o, como mínimo, de la misma confederación. Todo ello sucedió después del fracaso arbitral (principalmente en lo que a asistentes se refiere) de la Copa del Mundo de Corea y Japón. Un trío del mismo país tiene muchas más facilidades para trabajar conuntamente, y ya no sólo por el idioma, eso es algo superado. Es obvio que en balonmano, igual que en fútbol, un árbitro puede y debería dirigir un partido con otro árbitro desconocido sin problemas. Eso dice la teoría, puesto que si los dos son árbitros IHF, ambos están capacitados y se presume de ellos un dominio de las Reglas de Juego y de técnica arbitral que facilita la papeleta. Aún así, aunque se mezclen parejas para probar, en mi opinión nunca va a dar el mismo resultado un partido arbitrado por una pareja que lleva ocho años trabajando junta que una que es la primera vez que arbitran juntos. Todo son experiencias, pero el arbitraje de balonmano es mucho más complejo de lo que parece y requiere mucho trabajo de "pareja". Si bien puede darse un gran arbitraje entre dos "desconocidos", no creo que esa fuera la tónica habitual. Como en fútbol, el arbitraje del este tiene una forma de arbitrar, el arbitraje asiático otra, y el español, otra distinta. Cada país tiene su seña de identidad, todas ellas igual de válidas, pero sin mezclarse. Que esto funcione como el baloncesto, que en una final te puedes encontrar a un finlandés, un lituano y un croata, no me parece que sea una medida en favor de la competición, que merece los mejores arbitrajes posibles. Cierto es que no es bueno siempre arbitrar con tu pareja y con nadie más, porque eso te puede llevar a acomodarte en algunos ámbitos pensando "de eso ya se encarga mi compañero". Arbitrar junto a una persona nueva, si cabe, te hace estar todavía más atento al devenir del juego. Ambas cosas tienen una parte positiva y una negativa, pero es sintomático que la IHF no se la haya jugado, en los partidos en los que se jugaban la clasificación, parejas consolidadas, en, como diría César, los partidos "pestosos", experimentos multiculturales. Bravo por la IHF y por el alemán bigotudo Manfred Prause, pero para la final de los Juegos Olímpicos, me quedo con una pareja de toda la vida.

Fijaos, pues, en algunas de estas designaciones:

Última jornada en la fase de grupos

Grupo 1

Qatar - Islandia (23-35) Nada en juego
Árbitros: Yalatima Coulibaly (Costa de Marfil) y Matija Gubica (Croacia)

Kuwait - Argentina (26-25) Nada en juego
Árbitros: Boris Milosevic (Croacia) y Mamoudou Diabate (Costa de Marfil)

Alemania - Egipto (29-28) Clasificación en juego
Árbitros: Marek Baranowski y Bogdan Lemanowicz (Polonia)


Este sería un ejemplo en el Grupo 1, pero en el 2, por ejemplo, donde muchas cosas estaban en juego, los tres partidos han sido dirigidos por parejas arbitrales, sin mezclas. En el Grupo 3, hemos podido ver arbitrando alemanes con islandeses, bueno, europeos. En el Grupo 4, algo más exótico, argentinos con emiratounidenses. Y ahora...¿qué foto pongo? Bueno, la pareja china formada por Li/wang y, en medio, el delegado IHF suizo Felix Rätz. Esta pareja participó en el Mundial Juvenil de Túnez hace escasos días.

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